El país cerró este 18 de mayo un oscuro capítulo de su historia con la muerte de Elí Mejía Mendoza, más conocido como ‘Martín Sombra’, una de las figuras más temidas de la extinta guerrilla de las FARC. Su rol como carcelero de políticos, policías y militares lo convirtió en un símbolo del horror del secuestro en Colombia.
Con más de 40 años en las filas guerrilleras, Mejía Mendoza fue responsable de la vigilancia de varios secuestrados célebres, entre ellos Íngrid Betancourt, Clara Rojas y los tres contratistas estadounidenses que permanecieron en poder de las FARC durante años. En 2008 fue capturado por las autoridades, pero posteriormente se acogió a la Ley de Justicia y Paz, tras admitir su responsabilidad en hechos como la Toma de Mitú.
En 2020 fue recapturado por su presunta participación en el secuestro del ganadero Samuel Estupiñán, ocurrido en 2017, cuando supuestamente hacía parte de una disidencia. En sus intervenciones ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), reconoció el reclutamiento de menores de edad y la participación de las FARC en la masacre de Mapiripán, lo que reavivó el debate sobre la verdad y la responsabilidad de los actores armados en Colombia.
‘Martín Sombra’ murió sin que se conociera un fallo definitivo en la JEP, pero dejando una memoria cargada de dolor para sus víctimas. Su nombre estará ligado para siempre al drama del secuestro y la guerra en Colombia.